Thursday, October 20, 2005

El caso de la novia italiana

Julia Buccola Petta, muere por causa de un mal parto. Fué enterrada con su traje de novia. Al poco tiempo su hija ,Filomena Buccola, dice tener unos sueños extraños en los que su madre regresa, esta le dice que exumen su cuerpo de la tumba. Filomena realiza los trámites necesarios y consigue el permiso nada más y nada menos que seis años después. Julia Buccola Petta al ser exumada estaba julia incorruptaincorrupta, su cuerpo estaba intacto después de tanto tiempo.

Estatua de Julia, Cementerio de ChicagoTodo esto llama la atención, pero es mucho mas sorprendente el hecho de que numerosos testigos dicen haber visto a la novia italiana vagando por el cementerio. Además muchos aseguran haber percibido un extraño olor a rosas, cosa imposible ya que en los alrededores no hay rosas, y es más, las rosas no crecen en pleno mes de Noviembre, al menos en Chicago.

Muchas apariciones y casos de poltergeist van acompañadas de extraños olores que no corresponden a nada cercano que los pueda emitir. ¿Serian los capullos de rosa que llavaba Julia el día de su boda?.

El caso Manises

Es sin duda el caso más espectacular y conocido dentro de los avistamientos ovnis en España, para las personas que creen en ellos es la gran prueba o demostración de que existen y para los escépticos el caso que siempre han querido explicar científicamente pero que hasta la actualidad se les ha sido completamente imposible. Vamos a retroceder en el tiempo para revivir aquellos minutos angustiosos y a la vez interesantes... Ahora, al cumplirse 20 años del suceso rememoramos aquellos minutos.

Domingo 11 de noviembre de l979.

A las once menos trece minutos de la noche, el comandante Javier Lerdo Tejada (34 años, casado y con 2 hijos, 8.000 horas de vuelo y 14 años de experiencia) y su segundo, Ramón Zuazu, pidieron permiso para despegar a la torre de control del aeropuerto de Son Sant Joan, en Palma de Mallorca. A las 22:47 el "Super caravelle", de la compañía "TAE" (trabajos aéreos y enlaces) con 109 pasajeros inició el vuelo dispuesto a cubrir la etapa Palma-Tenerife-Las Palmas. El reactor despegó a su máxima potencia (300 nudos o 600 Kms/h). A los 20.000 pies, el "TAE" ya sobre la isla de Ibiza abandonó la conexión con la torre del aeropuerto mallorquín, pasando a la del control de Barcelona. El tiempo era espléndido y la luna en cuarto menguante no había hecho aún acto de presencia. El comandante apagó las luces de cabina en previsión de un trayecto tranquilo y se obsequió a los pasajeros alemanes y austríacos con un servicio de barra libre ya que estos arrastraban 4 horas de retraso desde su punto de partida en Salzburgo.

A las 23:04 el "Super Caravelle" había alcanzado ya los 21.000 pies y se seguía elevando a razón de 6 millas por minuto. De pronto, la tripulación recibió una llamada del control de Barcelona pidiendoles que pasasen a la frecuencia de emergencia o socorro (121.5), pues al parecer había algún avión o barco en dificultades. Aquella señal parecía un SOS y procedía de un lugar situado a 40 millas al noreste de Valencia, el reactor captó la señal sin que pudiera ser identificada ya que se trataba de un extraño e ininteligible mensaje de emergencia, una especie de morse indescriptible.

A las 23:08 cuando el altímetro del avión señalaba algo mas de 23.000 pies, el mecánico del avión -Francisco Javier Rodríguez- advirtió al comandante de la presencia de otro aparato que había surgido de la oscuridad por el costado izquierdo del reactor. Pocos segundos después, el supuesto avión, a una velocidad desconcertante, permaneció junto al aparato, subiendo y bajando, "jugando" prácticamente con el reactor. Aquella cosa con 2 potentes luces rojas como semáforos en sus extremos, llegó a situarse a poco menos de 200 metros del avión. Cuando Tejada llamó alarmado al control de Barcelona, la torre le respondió diciendo que era el único avión en la zona, que no existía otro "tráfico" cercano.

A las 23:16, consternados ante la peligrosa presencia de aquel gigantesco "objeto volante no identificado", el comandante y el segundo piloto deciden cambiar de rumbo y tras llamar a la torre de control del aeropuerto de Manises, en Valencia, Tejada inicia un rápido descenso. (habían estado 8 minutos con la luz a una distancia "muy peligrosa").

A las 23:50 en su descenso y aproximación hacia el aeropuerto valenciano, el comandante comunica a la torre de control que el objeto sigue tras el. A unas 30 millas de Manises, el OVNI desaparece de la vista del comandante Tejada, aunque la presencia del misterioso aparato ha sido registrada en las sofisticadas y precisas pantallas del radar militar, y las fuerzas aéreas se disponen a interceptar el OVNI, pero la orden nunca llegaría a Manises. En medio de una gran expectación, el avión sobrevoló las instalaciones del aeropuerto valenciano aterrizando junto al edificio terminal, pero los OVNIS siguen sobre valencia.

A las 24:00 los pasajeros del vuelo charter desembarcan en el aeropuerto de valencia, ninguno de los 109 austríacos y alemanes acababa de entender lo que estaba pasando. Ninguno de los turistas hablaba español, ingles o francés, son matrimonios y jubilados que han pagado por disfrutar unos días en las playas de Tenerife y Las Palmas, y aquel nuevo incidente, después de las 4 horas de retraso en Salzburgo, acabaría por colmar la paciencia de la mayoría, surgiendo quejas y protestas. Una hora después fueron trasladados al cercano "Hotel Azafata" y el vuelo no se reanudo hasta la mañana siguiente.

Aquella misma noche, las pantallas de radar del Mando de la Defensa Aérea -"Pegaso"-, en Madrid, alertadas por los controladores de la torre de control y de vuelo de Barcelona y, posteriormente, de Valencia, habían detectado hasta un total de 4 ecos no identificados en la zona de valencia. Uno de esos "ecos" llego a estar prácticamente "solapado" con el avión, y cuando comenzó la maniobra para aterrizar, el OVNI estaba a una distancia de media milla del aparato. Y esa noche, el Mando de la Defensa Aérea, a través de un alto Jefe del Estado Mayor, ordenó la salida de un avión "Mirage F-1" de la base de "Los Llanos" en Albacete a las 2 de la madrugada y tripulado por el capitán Fernando Cámara.

El avión, en muy pocos minutos, localizó sobre la vertical de Valencia una luz extraña, pero a pesar de que viajaba mil kilómetros por hora, no consiguió nunca disminuir la distancia que le separaba de aquel extraño objeto. En un momento determinado la luz se encontraba parada "esperando" al caza, y en décimas de segundo el objeto alcanzó los 1.200 km por hora, aceleración imposible hoy en día por ningún prototipo, ser o materia conocida. La luz cambiaba de color y estaba situada a la izquierda de la Luna, que esa noche presidía majestuosa la bóveda celeste. Al llegar a Valencia, Cámara solicitó incrementar su velocidad a 1,4 de Mach, es decir, a velocidad supersónica. Era la única forma de disminuir la distancia entre aquellas misteriosas luces y el moderno caza de combate.

Y fue entonces, al aproximarse, cuando distinguió una forma tronco cónica de la que emanaba una potente luz. El capitán notó también unas extrañas interferencias. Tampoco aquel objeto daba señal de infrarrojos, es decir, no emitía ninguna fuente de calor. Debía propulsarse por alguna energía desconocida que le impidió, por cierto, usar sus misiles guiados por calor. El OVNI que en ningún momento era detectado por el radar se dirigió hacia áfrica sin poder ser alcanzado en ningún momento.

Después se localizo otro OVNI que se dirigía hacia Teruel y este segundo tampoco pudo ser alcanzado por el caza. El tercero se localizo sobre Sagunto y se dirigió hacia Mahón, pudo ser fotografiado por Pepe Climente en Soller (Palma de Mallorca), al cual le fueron sustraídos los negativos 17 días más tarde por 5 militares. Después de hora y media de persecución estéril, y ante el riesgo de no tener suficiente combustible. Cámara puso rumbo a su base.

El origen de las psicofonías

Desde el descubrimiento casual de Jürgenson, en 1959, se han grabado miles de voces -al parecer pertenecientes a personas ya muertas-, sobre cuyo origen no ha podido encontrarse una explicación racional.

Thomas Alva Edison fue uno de los grandes inventores del siglo XIX .Pese a estos éxitos, una entrevista que concedió en octubre de 1920 a la revista Scientific American causó preocupación a sus contemporáneos; algunos de ellos debieron pensar que Edison a los 73 años estaba senil. Lo que proponía era nada menos que un instrumento para comunicarse con los muertos.

Si nuestra personalidad sobrevive, es estrictamente lógico y científico suponer que retiene la memoria, el intelecto y otras facultades y conocimientos que adquirimos en este mundo. Por lo tanto, si la personalidad sigue existiendo después de lo que llamamos muerte, resulta razonable deducir que quienes abandonan la Tierra desearían comunicarse con las personas que han dejado aquí... Me inclino a creer que nuestra personalidad podrá afectar a la materia en el futuro. Entonces, si este razonamiento fuera correcto, y si pudiéramos crear un instrumento tan sensible como para ser afectado, o movido, o manipulado por nuestra personalidad -tal como ésta sobrevive en la otra vida-, semejante instrumento, cuando dispongamos de él. tendría que registrar algo.

Edison trabajó para crear ese instrumento, pero no tuvo éxito. Sin embargo, en opinión de muchos investigadores científicos modernos, sus puntos de vista se vieron confirmados en el verano de 1959.
En esa época. un famoso pintor, músico productor cinematográfico sueco, Friedrich Jürgenson. llevó su grabador a pilas a un lugar remoto de la campiña, cerca de su casa para grabar el canto de los pájaros. Más tarde al escuchar las cintas, Jürgenson encontró no sólo trinos de pájaros sino borrosas voces humanas que hablaban en sueco o noruego y discutían el canto nocturno de los pájaros. Jürgenson pensó al principio que había sintonizado involuntariamente con una transmisión de radio. Pero al repetir el experimento escuchó más voces que esta vez, se dirigían a él personalmente y afirmaban ser parientes y amigos muertos. En los años siguientes. Jürgenson trabajó en este campo desde su casa de Mölnbo, cerca de Estocolmo, y por fin, en 1964, reunió todas las pruebas de que disponía en su libro Voices from the Universe (Voces del Universo). Dichas pruebas fueron suficientemente convincentes para atraer la atención del eminente psicólogo alemán, profesor Hans Bender, director de la sección de investigaciones parapsicológicas patrocinada por la Universidad de Enburgo. Bender a su vez, encargó a un equipo de prestigiosos científicos que repitieran el experimento y analizaran los resultados.

Sus descubrimientos pueden resumirse así:
en diferentes condiciones y circunstancias, una cinta virgen, colocada en un grabador corriente y en un ambiente silencioso, registrará voces humanas que pronuncian palabras inteligibles; que el origen de esas voces es aparentemente inexplicable a la luz de la ciencia actual, y que las voces son objetivas, en la medida en que dejan en la cinta huellas iguales a las de las voces normales y quedan registradas como impulsos oscilográficos visibles en grabaciones de videotape.

Konstantin Raudive

Los problemas que suscitan estas "voces de la nada" son enormes. El mismo doctor Bender, según se dice, las considera de mayor trascendencia para la humanidad que la física nuclear: "Por lo menos -afirmó en un artículo aparecido en Parapsichology Review-, el origen paranormal del fenómeno es muy probable".

Otros hombres de ciencia, además del doctor Bender quedaron asimismo fascinados por el extraño descubrimiento de Jürgenson. El doctor Konstantin Raudive ex profesor de psicología en las universidades de Upsala y Riga, se enteró en 1965 de los experimentos Jürgenson-Bender en su lugar de residencia Bad Krozingen (Alemania). El doctor Raudive que había estudiado con Carl Jung se había visto obligado a abandonar Letonia, su país de origen, cuando entraron en él las tropas soviéticas en 1945. Había ganado fama como escritor de temas de psicología experimental.

También el doctor Raudive comenzó a grabar voces misteriosas, con mucho éxito, y entre 1965 y su fallecimiento en 1974 trabajó con el doctor Alex Schneider, médico de Sankt Gallen (Suiza) y con Theodor Rudolph. especialista en ingeniería electrónica de alta frecuencia. A lo largo de sus trabajos. dichos científicos grabaron más de 100 000 cintas bajo estrictas condiciones de laboratorio. Un análisis exhaustivo de su trabajo fue publicado en Alemania, a fines de los años 60 con el título de Lo inaudible se vuelve audible; esto llamó la atención del editor británico Colin Smythe que publicó luego la edición inglesa. Peter Bander, que escribió el prólogo de este libro contó después cómo oyó por primera vez una voz desconocida en una cinta; esto ilustra muy bien "lo que pasa" generalmente y señala también la naturaleza objetiva del fenómeno.

Colin Smythe había comprado una cinta nueva y había seguido las instrucciones del doctor Raudive acerca de cómo "ponerse en contacto" con las voces. Un cierto ritmo, parecido a una voz humana, había sido registrado, pero no resultaba inteligible. Peter Bander escuchó dos o tres veces el segmento principal de la cinta y, de pronto, entendió lo que decía la voz. Era femenina, y decía "Mach die Tür mal auf": "abre la puerta", en alemán. El señor Bander reconoció inmediatamente la voz de su madre; durante los años que precedieron a la muerte de ésta, solían mantener correspondencia por medio de cassettes. El comentario era pertinente: sus colegas comentaban a menudo que Bander era poco sociable, porque siempre cerraba la puerta de su despacho.

Sorprendido, el señor Bander pidió a dos personas que no hablaban alemán que escucharan la grabación y escribieran fonéticamente lo que decía. Sus versiones correspondieron exactamente a lo que él había oído, y Peter Bander quedó convencido de la autenticidad de las voces.

Konstantin Raudive y Monseñor Stephen O'Connor

Desde 1971 se están realizando investigaciones necesarias acerca de este fenómeno en todas partes del mundo. El interés de dos organizaciones muy diferentes refleja los aspectos espirituales y temporales de las voces. El Vaticano ha demostrado tener en cuenta "extraoficial mente" estos fenómenos, y varios sacerdotes- científicos han realizado experimentos por su cuenta. Entre los más destacados de estos investigadores se encontraba el difunto profesor Gebhard Frei experto internacionalmente reconocido en los campos de la psicología profunda, parapsicología y antropología. El doctor Frei era primo del papa Pablo VI, quien en 1969 condecoró a Friedrich Jürgenson con la Cruz de Comandante de la Orden de San Gregorio el Grande: dicho honor respondía a que Jürgenson había realizado una serie de películas documentales sobre el Vaticano, pero el cineasta comentó a Peter Bander en 1971 que había encontrado en el Vaticano "oídos interesados en los fenómenos de las voces".

El interés de la NASA salió a la luz a finales de los años 60, cuando dos ingenieros americanos de Cabo Kennedy visitaron al doctor Raudive en Bad Krozingen. Los visitantes examinaron minuciosamente los experimentos del doctor Raudive, y por lo visto plantearon preguntas propias de entendidos e hicieron comentarios útiles. Desgraciadamente, no quisieron revelar al investigador qué importancia podía tener el fenómeno de las voces para el programa espacial norteamericano. Pero, como razonó el doctor Raudive, si él lograba resultados claros y regulares con un equipo relativamente sencillo, ¿no era muy probable que los aparatos ultraperfeccionados que forman parte del equipo de las naves espaciales pudieran registrar voces? Sea cual fuere su origen, las "voces del Universo" de Jürgenson abren, para el estudio de lo paranormal, un nuevo campo de extraordinario interés.

Thursday, October 13, 2005

La maldición de Mary Celeste

El 5 de diciembre de 1872, el vigía de la nave británica Dei Gratia avisto un barco que parecía tener problemas. Tres tripulantes bajaron la chalupa del Dei Gratia y remaron hasta el barco en peligro para ofrecerle ayuda. Treparon por la barandilla y llegaron a la cubierta; salvo por el sonido del viento en las velas y el inquietante crujido del maderamen, no se oía nada. Los marineros registraron el barco desde los mástiles hasta la bodega y lo encontraron en excelentes condiciones, pero no había ni un alma a bordo. La tripulación había desaparecido sin dejar rastro. El barco se llamaba Mary Celeste.

La desaparición de la tripulación de este barco es el elemento central de la larga historia de desgracias del Mary Celeste. Atraía la mala suerte como el imán atrae las limaduras de hierro. Los supersticiosos dirían que era yeta, y casi habría que darles la razón.

Desvanecidos

El Mary Celeste fue construido en 1860, en los astilleros de Joshua Dewis, situados en Spencer's Island, Nueva Escocia; fue el primer barco de un consorcio de constructores navales. Originalmente se llamó Amazon, y fue botado en 1861, el año en que comenzó la guerra civil norteamericana. Las tragedias empezaron poco después, cuando su primer capitán, un escocés llamado Robert McLellan, cayó enfermo y murió. Entonces asumió el mando un tal John Nutting Parker, quien capitaneó el primer viaje del Amazon, pero el barco tropezó con una encañizada de pesca cerca de Maine, sufrió daños en el casco y tuvo que volver a los astilleros para ser reparado. Mientras estaba allí se produjo un incendio, que costó el puesto al capitán Parker..

El Amazon cruzó por primera vez el Atlántico sin problemas, hasta que llegó al estrecho de Dover y choco con un bergantín. El bergantín se hundió, el Amazon tuvo que ser reparado de nuevo y su tercer capitán marchó en busca de otro puesto.

Después de las reparaciones y del nombramiento de otro capitán, el Amazon volvió a América y, acto seguido encalló cerca de CowBay, en la isla de Cape Breton, Nueva Escocia.

A partir de ahí, la historia del Amazon se vuelve algo confusa. Fue sacado de las rocas y reparado, pero parece que fue vendido varias veces. Varios de sus propietarios quebraron y ninguno de ellos obtuvo beneficios de su contacto con el barco. Finalmente llegó a las manos de J. H. Winchester & Co., consorcio de armadores de Nueva York. A esas alturas, el Amazon ya no se parecía en nada al barco que salió del astillero de Joshua Dewis. Había sido agrandado, llevaba los colores norteamericanos y se llamaba Mary Celeste.

En algún momento de septiembre o a principios de octubre de 1872, el Mary Celeste atracó en el muelle 44 del East River de Nueva York, preparándose para recibir un nuevo cargamento y una nueva tripulación.

Benjamin Spooner Briggs
El nuevo capitán del Mary Celeste era un severo puritano de Nueva Inglaterra llamado Benjamin Spooner Briggs. Había nacido en Wareham, Massachusetts, el 24 de abril de 1835, y era el segundo de los cincos hijos del capitán Nathan Briggs y de su esposa Sophia. Era una familia de navegantes; además de su padre, sus cuatro hermanos también se hicieron marinos. Dos de ellos llegaron a ser patronos muy jóvenes; uno era Benjamin, quien ya había sido capitán de la goleta Forest King, la bricbarca Arthur y el bergantín Sea Foam. En años posteriores, muchos autores lo describieron como débil e ineficaz, un hombre cuyas creencias religiosas se habían transformado en una especie de perversión o manía, que había convertido su estricta abstinencia del alcohol -no lo admitía en su barco sino como carga- en algo parecido a una moral fanática. De hecho, Briggs era un hombre de creencias estrictas y sólidas convicciones religiosas, y, aunque no bebía, no era ningún monomaníaco. Quienes le conocieron le describían como poseedor de "un carácter cristiano" y como un capitán "inteligente y activo". También era accionista del Mary Celeste.

El primer oficial era Albert G. Richardson, que había participado como soldado en la guerra civil. Estaba casado con una sobrina de James H. Winchester y ya había servido con el capitán Briggs. Al parecer, era competente y digno de confianza, y se le estimaba mucho. El segundo oficial era Andrew Gilling. Había nacido en Nueva York, pero seguramente era de origen danés. De nuevo, no hay razones para sospechar que no fuera una persona recta y honesta. El cocinero y camarero, Edward William Head, procedía de Brooklyn (Nueva York) donde, según se dice, era respetado por todos. El resto de la tripulación estaba compuesto por cuatro marineros de origen alemán de los que poco se sabe, salvo que dos -ambos llamados Lorenzen- habían perdido todas sus posesiones en un naufragio anterior. Ninguno de estos alemanes parece haber sido mala persona.

También se embarcaron hacia lo desconocido la mujer del capitán Briggs, Sarah Elizabeth, hija del predicador de la iglesia Congregacionalista de Marion, Massachusetts, y su hija Sophia Matilda, de dos años. Su hijo mayor, Arthur Stanley, fue el único miembro de la familia que se quedó en casa.

A última hora del sábado 2 de noviembre de 1872 la tripulación subió a bordo y aseguró la carga. El barco transportaba 1.701 barriles de alcohol desnaturalizado, que eran enviados por Meissner Ackerman & Co., comerciantes de Nueva York, a H. Mascerenhas & Co. de Génova, Italia.

A primera hora del 5 de noviembre el barco piloto de Sandy Hook remolcó al Mary Celeste desde el muelle 44 hasta la bahía de Staten Island, Nueva York. El Atlántico estaba muy tormentoso para la época, y Briggs tuvo que echar el ancla durante dos días antes de aventurarse en alta mar, el 7 de noviembre. Pero aunque el Mary Celeste realizaría aún muchos viajes, esa fue la última vez que alguien vio a aquella tripulación.

Albert G. Richardson

Encuentro inesperado
El 15 de noviembre de 1872, ocho días después de que el Mary Celeste zarpara de Nueva York, el Dei Gratia salió con una carga de kerosene rumbo a Gibraltar. Su capitán, oriundo de Nueva Escocia, se llamaba David Reed Morehouse, y el primer oficial era Oliver Deveau. Ambos hombres, así como el resto de la tripulación, eran buenos marinos -como demostrarían los hechos subsiguientes- y sólo los sensacionalistas y los malintencionados han hablado mal de ellos.

El 5 de diciembre, poco antes de la 1 del mediodía, un miembro de la tripulación del Dei Gratia, John Johnson, que estaba al timón, avistó un barco a unos 8 km a estribor. A causa del mal estado de las velas y de su ligero "bostezo" (escora), llamó al segundo oficial, John Wright, y juntos fueron a buscar al capitán Morehouse. Después de observarlo con su largavista, Morehouse dio orden de ofrecerle ayuda.

A las tres de la tarde, cuando se hallaban a menos de 400 m del barco misterioso, el capitán Morehouse llamó varias veces pero, al no obtener respuesta, decidió enviar algunos hombres a investigar. Oliver Deveau, acompañado de Wright y Johnson, remó hasta el barco en peligro, y vio que se trataba del Mary Celeste. Johnson se quedó en el bote mientras los otros dos trepaban hasta la cubierta. El Mary Celeste estaba desierto.

Durante la hora siguiente, Deveau y Wright revisaron el Mary Celeste de proa a popa. La vela de esta fue hallada en la zona de proa, pero el trinquete y el trinquete superior habían volado de las vergas y se habían perdido. El foque, la vela de estay del palo mayor y la gavia inferior estaban izadas. El resto de las velas estaban plegadas. Algunas jarcias estaban enmarañadas; otras habían sido arrancadas por el viento y colgaban destrozadas. La driza superior -una soga rígida de unos 90 m de longitud, usada para izar la vela cangreja- se había roto, y faltaba la mayor parte. El timón giraba libremente y la bitácora había sido golpeada y estaba rota. La escotilla principal estaba cubierta por un encerado y sujeta, pero algunos de los encerados habían sido retirados y fueron hallados cerca de las escotillas. En el suelo de la cocina el agua alcanzaba una altura inferior a los 30 cm, y las provisiones para seis meses apenas se habían estropeado. Había abundante agua dulce.

Para abreviar: el Mary Celeste estaba en mejores condiciones que muchos de los barcos que cruzaban regularmente el Atlántico. Y, aparte de algunos signos que indicaban que el barco había soportado recientemente una tormenta, resultaba inexplicable que su tripulación lo hubiese abandonado.

En la mesa del camarote del capitán Briggs, Oliver Deveau encontró el diario provisional de a bordo. Decía: "Lunes 25. A las 5 llegamos a la isla de St Mary, en dirección ESE. A las 8, la punta este estaba al SSO, a 3 km de distancia." En el camarote del primer oficial, Deveau encontró un mapa que mostraba el rumbo del barco hasta el 24 de noviembre.

En el barco no se encontraron el cronómetro, el sextante, el libro de navegación y una pequeña yola o bote que había estado amarrada a la escotilla principal. Un trozo de barandilla había sido arrancado para lanzar el bote al agua. Esto, por lo menos, aclaraba la forma en que había desaparecido la tripulación: había abandonado el barco. Pero, ¿por qué? ¿Qué razones pudo tener un marino experimentado como Benjamin Spooner Briggs para abandonar un barco en perfectas condiciones metiendo a su mujer y a su hijita, con los siete miembros de la tripulación, en un bote pequeño y poco estable? Abandonar un barco es una medida desesperada, algo que sólo se hace cuando no hay otra alternativa; sin embargo, como declaró después uno de los tripulantes del Dei Gratia, el Mary Celeste estaba en condiciones de dar la vuelta al mundo. Entonces, ¿por qué fue abandonado?

Según las leyes marítimas internacionales, quien salva un barco abandonado tiene derecho a un porcentaje del valor del barco y su cargamento. Generalmente, esos barcos se han hundido, pero el Mary Celeste, que estaba a flote, y su carga valían una suma importante, y sus salvadores podían esperar unos 80.000 dólares. Al capitán Morehouse no le consumía la avaricia, como han sugerido testimonios posteriores, y de hecho se resistía a reclamar la recompensa por el Mary Celeste. No le sobraban los hombres, y el formar una nueva tripulación para el Mary Celeste implicaba que ambos barcos quedarían desprovistos en caso de emergencia. Pero Deveau terminó por convencerle.

A Deveau y a dos marineros, Augustus Anderson y Charles Lund, sólo les llevó dos días poner en orden al Mary Celeste, y después los dos barcos pusieron rumbo a Gibraltar. El Dei Gratia llegó el 12 de diciembre y el Mary Celeste a la mañana siguiente. Dos horas después de echar el ancla el Mary Celeste fue arrestado por Thomas J. Vecchio, de la Corte del Vice Almirantazgo.

El fiscal general de Gibraltar y abogado general de la Reina en su oficina de Almirantazgo era un burócrata excitable, arrogante y pomposo, llamado Frederick Solly Flood; consideró que el abandono del Mary Celeste sólo podía explicarse como resultado de asesinato y piratería. Sin la intervención de Solly Flood, el misterio del Mary Celeste seguramente se habría desvanecido en el olvido, pero sus acusaciones en las audiencias de la corte del Vice Almirantazgo atrajeron la atención del mundo.

Oliver Deveau

Primero, Flood acusó a la tripulación -ausente- del Mary Celeste de haber obtenido acceso al cargamento de alcohol y haber matado al capitán Briggs, a su mujer, a su hijita y al primer oficial Richardson en una furia alcohólica. Es una teoría que fue propuesta muchas veces desde entonces, una vez por William A. Richard, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, en una carta abierta publicada en la primera página del New York Times en 1873. Pero la carga era de alcohol desnaturalizado que, de ser bebido, hubiera provocado dolores agudos a los bebedores mucho antes de que pudieran emborracharse. Flood tuvo que abandonar su teoría.

Después sugirió que Briggs y Morehouse eran cómplices. Briggs, dijo Flood, mató a su tripulación, se deshizo de los cuerpos y después se dirigió en el bote a un destino prefijado con el capitán Morehouse que, mientras tanto, encontraría al Mary Celeste abandonado, lo llevaría a Gibraltar y reclamaría el dinero del rescate. Los dos se encontrarían después y dividirían sus ilícitas ganancias. La teoría podría ser plausible, pero no hubo ni hay pruebas de que Briggs y Morehouse fueran delincuentes. Además, Briggs era propietario de una parte del Mary Celeste y su parte del dinero del rescate equivalía al que tenía invertido en el barco. Flood acabó por desechar también esta idea.

Culpable hasta que se demuestre lo contrario
Su tercera sugerencia fue que el capitán Morehouse y la tripulación del Dei Gratia habían abordado al Mary Celeste y asesinado a todos los que estaban a bordo. Flood se esforzó por que el tribunal aceptara esto, pero lo único que logró fue crear una atmósfera de desconfianza en la que Morehouse y su tripulación eran considerados culpables hasta que pudieran demostrar su inocencia. Afortunadamente, la corte del Vice-Almirantazgo denuncio un abuso tan flagrante de la ley y limpió a Morehouse y a sus hombres de toda sospecha. Les concedieron una recompensa por el rescate que ascendió a 1.700 libras. Mucha gente opinó que debiera haber sido dos o tres veces mayor.

El Mary Celeste fue devuelto a James H. Winchester, y bajo el mando del capitán George W. Blatchford continuó su viaje hasta Génova, donde finalmente entregó su carga. Entonces, Winchester lo vendió -se dijo que con una considerable pérdida- y a lo largo de los 12 años siguientes el barco cambió de manos no menos de 17 veces. Ninguno de sus propietarios dijo nunca una buena palabra de él. Anduvo dando bandazos por la costa de los Estados Unidos, perdiendo cargamentos, velas y marineros, encallando e incendiándose con increíble regularidad. Parecía que el Mary Celeste era víctima, desde que fue botado, de una especie de maldición

No tardó mucho en nacer el mito en torno a la desaparición de la tripulación del Mary Celeste. De hecho, podría afirmarse que empezó en Gibraltar en 1872, cuando Solly Flood intentó en vano achacar la culpabilidad al capitán Morehouse y a la tripulación del Dei Gratia. Pero la historia atrajo la atención de escritores y periodistas, y pronto cautivó la imaginación del público.

El primer relato importante en torno al barco fue publicado en enero de 1884 por el prestigioso Cornh ill Magazine, once meses antes de que Gilman C. Parker destruyera el barco deliberadamente. Era una sensacional novela corta titulada El relato de J. Habakuk Jephson, y guardaba escasa relación con los hechos reales. Pese a ello, los periódicos norteamericanos la recogieron y publicaron como si fuera verídica, provocando la indignación de Solly Flood y de Horatio Sprague, el cónsul estadounidense en Gibraltar, los cuales escribieron cartas condenando el relato.

Tromba marina

Aparte de su valor literario, El relato de J. Habakuk Jephson es interesante por una razón: constituía uno de los primeros pasos literarios de un joven médico inglés llamado Arthur Conan Doyle. Aquel fue el primero de los muchos relatos de ficción publicados en el curso de los años (la última versión es de 1980). Algunos de ellos han sido presentados como pura ficción, otros como hechos medio falseados (aunque proponiendo una explicación seria), y otros muchos han sido creados con la intención de pasar por hechos reales.

A finales de los años veinte, el Chamber's Journal publicó un artículo de Lee Kaye que pretendía ser un relato verdadero de lo que pasó a bordo del Mary Celeste, contado, al parecer, por un superviviente llamado John Pemberton (uno de los muchos "supervivientes" que han aparecido a lo largo de los años, pero cuyos nombres, curiosamente, no figuraban en la lista de la tripulación).

La historia de Pemberton fue hinchada y publicada en forma de libro por Laurence J. Keating en 1929 con el título de El gran engaño del Mary Celeste. Fue un best-seller a ambos lados del Atlántico; John Pemberton se convirtió rápidamente en el personaje de moda. Muchos periodistas le persiguieron para entrevistarle, pero Pemberton huía de ellos, hasta que "un corresponsal especial" del Evening Standard londinense consiguió encontrarle y obtuvo, no sólo la codiciada entrevista, sino también una fotografía.

Sin embargo, una de las pocas afirmaciones verdaderas del libro de Keating era su título: la historia era un engaño; lee Kaye, Laurence Keating y el "corresponsal especial" del Evening Standard eran todos una misma persona, un irlandés llamado Laurence J. Keating. John Pemberton fue una invención de la rica imaginación de Keating, y la fotografía de "Pemberton" era del propio padre de Keating.

Mientras que la mayoría de las teorías que explican el abandono del Mary Celeste constituyen generalmente una variante del tema del asesinato -cometido por la propia tripulación del Mary Celeste o por los hombres del Dei Gratia- existen también otras versiones, a menudo bastante extrañas. Hacia 1900 surgieron historias acerca de un "monstruo de las profundidades", y en ellas el Mary Celeste se veía atacado por un enorme pulpo hambriento que capturaba a toda la tripulación. Aunque esta teoría resultaba atractiva para los ilustradores, también presentaba una serie de defectos. Aún cuando existan animales de enorme tamaño, es muy poco probable que todos los tripulantes del Mary Celeste estuvieran en cubierta en aquel momento, o que hubieran permanecido inmóviles allí mientras el monstruo los agarraba uno por uno. También debemos suponer que por alguna razón este animal deseaba adueñarse de la yola, del cronómetro, del sextante y de los documentos del barco.

Teorías

El fallecido Morris K. Jessup, que estuvo implicado en el experimento de Filadelfia, sugirió que la tripulación del Mary Celeste fue secuestrada por un OVNI, y los que han escrito acerca del Triángulo de las Bermudas las incluyen entre las víctimas de la fuerza inexplicada que opera en la zona (suponiendo que esta fuerza fuera extrañamente selectiva, y que la zona se extendiera hasta las Azores). Una teoría a primera vista aceptable -fue propuesta por una serie de personas sensatas- decía que la comida o el agua para beber debían de estar contaminadas, y esto hizo que la tripulación sufriera alucinaciones y trastornos mentales que les llevaron a lanzarse por la borda. Pero Oliver Deveau y otros miembros de la tripulación del Dei Gratia consumieron la comida y el agua que encontraron a bordo del Mary Celeste y no enfermaron.

Ninguna de las soluciones que se han ofrecido hasta ahora parecen explicar todos los detalles, pero podemos enumerar algunos de los hechos más destacados que podrían ofrecer unas cuantas pistas: el Mary Celeste fue abandonado por su capitán y su tripulación; quienes abandonaron el barco, lo hicieron en la yola. Esta pequeña embarcación habría sido sobrecargada y, por consiguiente, volcó, lo cual hace que el final de la tripulación no sea por completo inexplicable. El barco fue abandonado a toda prisa, sin tiempo para coger ropa de repuesto y, por lo que se sabe, tampoco comida ni agua; sin embargo, la tripulación no abandonó el barco en un completo estado de pánico, ya que se preocuparon de recoger el sextante, el cronómetro y los documentos del barco (aparte de la corredera provisional). Puesto que no existe ninguna evidencia de que el Mary Celeste sufriera daño alguno, las razones que llevaron a la tripulación a abandonarlo fue algo que temieron que hubiera pasado o fuera a pasar, pero que finalmente no sucedió.

El copropietario del barco, James H. Winchester, sugirió que el cargamento de alcohol desnaturalizado del Mary Celeste había desprendido gases que se acumularon en la bodega y formaron una mezcla explosiva. Esta, según especuló Winchester, se encendió con una chispa que saltó tal vez debido a una fricción de las tiras de metal alrededor de los barriles, o a una linterna utilizada durante la inspección del cargamento. Quizá los tripulantes vieron los gases y creyeron que el barco estaba a punto de estallar.

Los expertos han señalado que no podía haber habido ningún vapor "visible", pero que sí podría haberse formado una mezcla explosiva. Sin embargo, esto no hubiera causado una pequeña explosión, sino que hubiera convertido al Mary Celeste en un montón de astillas.

La teoría más acertada la ofreció en parte Oliver Deveau durante el juicio sobre el salvamento. Afirmó que creía que la tripulación sufrió un ataque de pánico creyendo que el barco se estaba hundiendo. Esta opinión no ha impresionado a muchos comentaristas, y la mayoría de ellos la han calificado de estúpida (el mismo calificativo ha sido aplicado al propio Deveau). Pero para ser justos con Deveau, es conveniente que situemos su versión dentro de un contexto. Durante la visita, se le hizo una pregunta muy directa y la contestó sin pensar demasiado la respuesta. Sin embargo, los investigadores posteriores han intentado interpretar su significado.

El doctor James H. Kimble, que fue director del Departamento de Meteorología de Nueva York, y el escritor Gershom Bradford, han sugerido que el Mary Celeste fue azotado por una tromba marina, por un tornado de mar; por un remolino de viento y agua que puede aparecer sin avisar, durar hasta una hora y después disolverse con la misma velocidad con la que apareció.

A primera vista, esta teoría no parece muy verosímil, principalmente porque no se suelen producir trombas marinas fuera de los trópicos. Pero la verdad es que la aparición de éstas no está totalmente limitada a aquella zona: por ejemplo, en diciembre de 1920 el buque British Marquis tropezó con nada menos que 20 trombas en pleno Canal de la Mancha.

El señor Bradford y el doctor Kimble creen que un estrecho surtidor de agua, relativamente pequeño e inofensivo, que se desplazara inclinado podría haber golpeado el barco sin causarle mucho daño; de hecho, habría dejado el barco en condiciones no mucho peores que si se hubiera topado con una tempestad. Todo esto está en consonancia con el estado en que se encontraba el Mary Celeste cuando el Dei Gratia lo divisó por primera vez. Sin embargo, hay que apuntar que dentro de una tromba marina la presión barométrica es muy baja, y que, al pasar sobre el barco el surtidor de agua, la acusada diferencia de presión entre la parte interior del barco y la de fuera podría haber hecho que saltaran las tapas de la escotilla -del mismo modo que las paredes de un edificio estallan hacia afuera cuando son azotadas por un tornado.

Más teorías

En este contexto, el método por el cual fue sondeado el Mary Celeste puede ser muy significativo. Esto se realizó lanzando una cuerda en la pompa para medir el agua de la bodega, de la misma forma que un automovilista comprueba el nivel del aceite con una varilla. La disminución de la presión barométrica podría haber hecho subir el agua de pantoque por la pompa, donde una válvula hubiera impedido que volviera inmediatamente a la bodega. Aunque esto habría representado meramente un fallo de funcionamiento, la tripulación podría no haberse percatado de él.

Supongamos, pues, que cuando aparece la tromba marina cunde el pánico entre la tripulación y se crea un estado de confusión. Alguien va a sondear el barco para ver si ha sufrido algún daño por debajo de la línea de flotación y, aterrorizado, comprueba que el Mary Celeste tiene una vía de agua a razón de 2 a 2,5 m de agua en menos de un minuto (esto es lo que el marinero piensa después de comprobar la cuerda). El capitán Briggs cree que el Mary Celeste se está hundiendo muy deprisa y, temiendo por la vida de su esposa e hija, da órdenes de abandonar el barco.

Quizá fue esto lo que Oliver Deveau quiso decir con su misterioso argumento. Nunca lo sabremos; sin embargo, la teoría de la tromba marina parece encajar con la mayoría de los sucesos relatados, y también explica el aspecto más misterioso del caso: ¿qué monstruoso acontecimiento amenazó a los que se encontraban a bordo del Mary Celeste y les obligó a abandonarlo a toda prisa, aunque con el tiempo suficiente para tomar el sextante, el cronómetro y los papeles del barco?

Un comentarista ha calificado el caso del Mary Celeste como "la pesadilla de un escritor de historias de detectives: una situación perfectamente confusa sin ninguna solución lógica; una intriga que no puede ser resuelta de forma convincente".

El 16 de mayo de 1873 el Daily Albion de Liverpool informaba que unos pescadores habían encontrado dos balsas en un puerto de Asturias, en España. En una de las balsas llevaba sujeto un cadáver, y tenía izada una bandera americana. En la segunda balsa había cinco cuerpos en descomposición. Curiosamente, este asunto no fue investigado, así que nadie sabrá nunca quiénes eran aquellas personas, o a qué barco pertenecían. ¿Podrían haber pertenecido al Mary Celeste?

Saturday, October 08, 2005

Profesias Vol 1

El hombre en su insaciable necesidad de ganarle al destino trata por todos los medios de conocer la verdad sobre su futuro y el futuro de la humanidad. Así surgieron los profetas, que han dejado escrito no sólo los hechos que ocurrirían en su época si no también aquellos que sucederían hasta el fin de los tiempos.
Existen personas con el don de la precognición que pueden advertir sobre accidentes y desastres no esperados sobre ellos o sobre sus seres queridos. Lamentablemente no hay forma de saber si sus visiones futuristas se cumplirán o no hasta que ocurren.
Tras haber entrado en el siglo XXI el interés por conocer más acerca de estas profecías es notablemente mayor. Ya que este es el siglo que Profetas, Videntes, Egipcios, Mayas e incluso la Biblia han pronosticado como el Fin de todos lo Tiempos.
Hasta ahora gran parte de los vaticinios se han cumplido y parecería que nos acercamos a un cambio terrestre de proporciones impresionantes. ¿Estará por aparecer el Planeta X?, ¿Está el Anticristo infiltrado en nuestro mundo?, ¿Hay peligro de una guerra nuclear? ¿Qué nos quiso decir Nostradamus con el eclipse de 1999?, ¿Estamos interpretando mal sus últimas centurias?

Encontraremos en estas profecías la clave que nos habra las puertas a la verdad sobre los últimos días de nuestra civilización, allí, cuando el destino nos alcance.

¿Predijo Solari Parravicini el atentado a las Torres Gemelas?

Un dibujo hallado en las profecias de Benjamin Solari Parravini, el famoso profeta argentino fallecido en 1974, pareceria haber ya anunciado el reciente y lamentable incidente a las Torres Gemelas de New York.
A la izquierda, el dibujo del famoso profeta quien en 1939 sentencio diciendo: "La libertad de norteamerica perdera su luz, su antorcha no alumbrara como ayer, Y EL MONUMENTO SERA ATACADO DOS VECES".

Presagio de guerra.
Durante la noche del 27 de junio de 1914, monseñor Joseph de Lany, obispo de los Balcanes, tuvo un sueño terrible. Sobre la mesa de su estudio había una carta de ribete negro y el escudo de armas del archiduque Francisco Fernando (heredero del trono austrohúngaro). Cuando abrió la carta, el obispo vio al archiduque sentado en un automóvil junto a su esposa. De repente dos hombres se encaminaron hacia ellos y dispararon sobre la pareja real.
El resto de la carta decía: "Su eminencia querido doctor Lany: mi esposa y yo hemos sido víctimas de un crimen político en Sarajevo. Nos encomendamos a sus oraciones. Sarajevo, 28 de junio de 1914 a las cuatro de la tarde".
Al día siguiente el obispo recibió la noticia del asesinato. Al cabo de unas semanas, toda Europa estaba en guerra.

Pesadilla convertida en realidad.
La noche del viernes 26 de mayo de 1979, el mundo se conmovió ante la noticia de que un DC-1O de la American Airlines se había estrellado al despegar del aeropuerto internacional O'Hare, de Chicago. Hubo 273 muertos en el peor desastre de la aviación en Estados Unidos.
Diez noches consecutivas, antes del desastre, un joven de 23 años de Cincinnati (Ohio), había tenido la misma horrible pesadilla; oía y veía, cómo un gran avión de la American Airlines viraba bruscamente, y se estrellaba, sentiendo él el calor de las llamas. "Nunca dudé de que algo iba a ocurrir ", estaba seguro de que era una premonición.
El martes 22 de mayo de 1979 telefoneó a la Federal Aviation Authority en el aeropuerto del Gran Cincinnati. Después llamó a la American Airlines y a un psiquiatra de la Universidad de Cincinnati. La Federal Aviation Authority que tomó la llamada de David Booth trato de comparar los detalles de la pesadilla. "Fue increíble -dijo Jack Barker, funcionario de relaciones públicas de la FAA-. Él nombró a la compañía aérea y al avión... y el hecho de que el avión cayó invertido. Booth había mencionado un "trimotor", parecido a un DC-10, y su descripción del lugar del accidente se asemejaba al aeropuerto de Chicago.
David Booth dejó de tener pesadillas en cuanto ocurrió el desastre, Pero ¿cómo se puede entender una cosa así? -preguntó-. Es totalmente incomprensible. "

Monday, October 03, 2005

Exorcismo

Todo empezó con el ruido de un suave goteo en casa de los Mannheim – los nombres son falsos –, en Mount Rainier (estado de Washington). Allí vivía Robbie, un chico de 13 años, con su abuela materna, su madre y su padre. El persistente sonido se inició un sábado por la noche. El niño y su abuela se hallaban solos y realizaron una gira por las habitaciones buscando el origen del ruido. Al entrar en el dormitorio de la anciana, vieron que en un cuadro en el que se representaba a Jesús estaba torcido y se movía como si alguien golpeara la pared tras él. El goteo cesó para dar paso al chirrido de unos arañazos tras la pared, "como si una garra rascara la madera". Los arañazos continuaron oyéndose durante once días. Comenzaban hacia las siete de la tarde y paraban a media noche. Curiosamente, se detuvieron el día en que murió Harriet, una tía espiritista de Robbie, que había enseñado al muchacho a manejar el tablero ouija.
Trató de ponerse en contacto con ella utilizando la tabla Ouija con la que él y su tía habían pasado muchas horas intentando comunicarse con el más allá. En la casa pronto se empezaron a oír ruidos extraños.

Al irse a dormir oía pasos junto a su cama y, durante el día, objetos y muebles pesados se deslizaban por el aire o se volcaban solos. Sus parientes podían ver girar vertiginosamente las sillas en que Robbie se sentaba. Él insistía en que no era culpa suya. Pero la fenomenología crecía y llegó a un punto de paroxismo la noche en que, para ahuyentar el miedo del chico, su abuela y su madre se acostaron con él. De pronto el colchón levitó y colcha y sábanas – completamente estiradas – se elevaron ante sus ojos como si algo invisible tirara de las esquinas.
La familia consultó a médicos, psiquiatras y psicólogos, que declararon normal a Robbie. También a médiums que diagnosticaron una crisis de adolescente que pasaría a su tiempo. Pero Robbie ya no podía siquiera ir al colegio: su pupitre daba saltos y golpeaba los de los demás niños. Había comenzado a volverse hosco y reservado. Además, durante las noches tenía pesadillas en las que parecía hablar con alguien. Sus padres se dirigieron a un sacerdote luterano llamado Schulze quien, creyendo estar ante un poltergeist, rezó por el muchacho. Pero, tras pasar una noche con él y ser testigo directo de la aterradora fenomenología que rodeaba a Robbie y, sobre todo, al aparecer el 26 de enero sobre el pecho del niño unos arañazos en forma de letra, "como si alguien los hubiera trazado desde dentro con un cuchillo", Schulze comenzó a pensar que un poder maligno había invadido al muchacho.
Al principio éste se limitó a darles agua bendita y unos cirios consagrados, remedios infalibles contra el demonio. Pero la botella con agua bendita explotó al entrar en el dormitorio de Robbie y las velas, al ser prendidas, lanzaron tales llamas que casi incendiaron la casa. Entonces Hughes decidió visitar al chico. Al parecer, Robbie estaba en la cama, en estado de trance, y le recibió diciéndole en latín: "Oh, sacerdote de Cristo, sabes que soy un demonio. ¿Por qué me molestas?"
A finales de febrero, Robbie fue ingresado en el Georgetown Hospital, dirigido por jesuitas y atendido por monjas que guardaron el más absoluto secreto. Fue atado con correas a una cama y permaneció tumbado con los ojos cerrados, aparentemente tranquilo. Al entrar Hughes en la habitación, tocado con birrete negro, estola púrpura al cuello y con un reluciente aspersor de agua bendita, Robbie "despertó" y con voz perentoria le ordenó quitarse la cruz que llevaba oculta. Asimismo se dice que empezó a proferir juramentos en lengua semítica y aramea y en su pecho comenzaron a aparecer nuevos arañazos.

Hughes se arrodilló junto a la cama con el ritual en las manos, recitó la Letanía de los Santos en latín y luego el Padre Nuestro con el que comienzan las oraciones propias del exorcismo, pero al decir "Mas líbranos del mal", Robbie logró desasir una de sus manos y aflojar una pieza del somier... La monja y el auxiliar presentes oyeron de pronto un alarido de Hughes... Robbie había rajado el brazo izquierdo del sacerdote desde el hombro hasta la muñeca. Alguien dijo que para cerrar la herida fueron necesarios más de 100 puntos. El exorcismo no prosiguió. Hughes sufrió una crisis nerviosa y abandonó Mount Rainier durante un tiempo

Obligados al Secreto

Las murmuraciones de los vecinos, la desesperación o el hecho de que el cuerpo de Robbie empezara a actuar como un tablero ouija formando palabras con arañazos, fueron el detonante para que sus padres se trasladaran a St. Louis, donde tenían parientes. Allí, la familia pidió consejo al padre J. Bishop, profesor de teología.

Bishop habló con sus superiores y parece que la comunidad jesuita se hizo cargo del asunto. El 9 de marzo, éste visitó por primera vez a los Mannheim. Les interrogó sobre lo sucedido y realizó aspersiones con agua bendita por toda la casa. Especialmente en el dormitorio de Robbie, donde además practicó un exorcismo simple y colocó una reliquia de Santa Margarita sobre la almohada. Todo fue inútil. La reliquia salió disparada y rompió un espejo y el propio Bishop presenció el frenético movimiento de la cama de Robbie y los arañazos que aparecieron en su cuerpo. Al día siguiente habló con el padre William S. Bowdern, jesuita de 52 años, responsable de la iglesia de San Javier y considerado como un hombre santo por quienes le conocían. Por indicación del arzobispo Ritter, habría de ser Bowdern quien llevara a cabo el exorcismo.

El 10 de marzo por la noche, Bishop y Bowdern hablaron con Robbie y rezaron el rosario con él. El niño parecía tranquilo, pero en cuanto le dejaron solo en su habitación volvió a gritar pidiendo ayuda. Poco después mostraba dos arañazos en forma de cruz en sus antebrazos, algo que no dejó de extrañar a los jesuitas que en secreto habían llevado una reliquia del antebrazo de san Javier. Los sacerdotes calmaron a Robbie y le bendijeron. Pero, en cuanto le abandonaron, Robbie sufrió una gran crisis durante la cual una librería de 25 kilos se movió sola colocándose ante la puerta de su dormitorio. Su madre logró introducirse por una rendija en la habitación a tiempo para ver cómo el crucifijo y las reliquias que los sacerdotes le habían puesto se deslizaban solos por su cuerpo hasta quedar a los pies de la cama. Los muebles habían cambiado de sitio por sí mismos, el niño se retorcía de dolor debido a los arañazos y las sacudidas del colchón eran frenéticas.

Tras haber ayunado, celebrado misa y hecho su confesión general, el 16 de marzo por la noche, Bowdern inició el exorcismo que habría de prolongarse en sucesivas sesiones hasta el 18 de abril. Comenzó pidiendo al niño que hiciera un examen de conciencia. Luego fue en busca de toda la familia y de los otros sacerdotes: Bishop, que habría de escribir el diario, y Halloran, de 26 años, cuya fuerza era necesaria para sujetar al poseso. Tras rociar con agua bendita la cama, que no dejaba de moverse, comenzó a leer las letanías del ritual. Cuando dijo: "Yo te ordeno, espíritu impuro, seas quien seas, junto con todos tus asociados que han tomado posesión de este siervo de Dios, que, por los misterios de la Encarnación, Pasión, Resurrección y Ascensión de nuestro Señor me digas mediante alguna señal tu nombre, el día y la hora de tu partida...", ronchones rojos y arañazos cruzaron la garganta, los muslos, el estómago, la espalda y el rostro de Robbie. En su pecho apareció la palabra hell (infierno), y había sangre suficiente para ser secada con un pañuelo. Sobre el escaso vello púbico del niño también se dibujó la letra X y la palabra go (ir). Bowdern interpretó que el demonio se iría en diez días a través de la orina o los excrementos. En lo primero se equivocó. En lo segundo no. Pues, en cada sesión de exorcismo, salían de Robbie grandes cantidades de orina maloliente.

A partir de ese día, la lucha contra el mal fue ganando la batalla. Durante otra sesión, al preguntar al demonio su nombre, se dibujó con arañazos sobre el pecho de Robbie la palabra spite (rencor). No obstante, durante el día Robbie era un muchacho normal, algo característico de los posesos. Sólo durante los períodos de crisis, que a veces duraban horas y que, salvo en raras ocasiones, se presentaron siempre de noche, parecía ser otra persona. Chillaba, ladraba, reía diabólicamente, insultaba y maldecía al oír las plegarias o el nombre de Jesús. Y, al ir avanzando el exorcismo, comenzó a hablar con una voz profunda, ronca, y a volverse más violento. Gritaba obscenidades a los sacerdotes, les acusaba de terribles actos sexuales y les escupía. Su delgado cuerpo se arqueaba tanto que podía tocarse la cabeza con los dedos de los pies. Cantaba melodías que desconocía. Agitaba los brazos desesperadamente y, en cuanto se veía libre de ataduras, soltaba violentos puñetazos.

Combatir al Diablo
El lunes de Pascua de 1949, tras 24 noches, Robbie se curó. Abrió los ojos y dijo: "Se ha ido". Algunos expertos que han estudiado el caso de Robbie son del parecer que fue atacado por una o más de las siguientes enfermedades mentales:

  • Automatismo: caracterizado por acciones mecánicas o involuntarias, típico de algunas formas de esquizofrenia

  • Síndrome de Gilles de la Tourette: perturbación de la personalidad en la cual el paciente grita de forma incontrolada, se contorsiona, emite sonidos similares a gruñidos y habla de forma ininteligible.

  • Desorden obsesivo-compulsivo: caracterizado por la necesidad de realizar acciones inútiles o inapropiadas, acompañadas por frecuentes ataques de ansiedad causados por motivos irreales. Sin embargo, los médicos que examinaron a Robbie no detectaron ninguno de estos síntomas.

Allen localizó a Robbie -un cincuentón, casado y con hijos- y habló con él. Su conclusión es que el chico fue "la víctima inocente de un horror... de un suceso extraordinario e inexplicable, cuyas raíces psíquicas y culturales eran más profundas que las del cristianismo". En el curso de este siglo, el mundo cristiano ha tenido diversas actitudes respecto a los exorcismos. Por una parte se ha distanciado de este tipo de prácticas, trabajando en estrecho contacto con médicos y psiquiatras, autorizando estudios para esclarecer este fenómeno. Por otra, la Iglesia Católica ha revestido estas prácticas con una cortina de silencio, aunque se comenta que Juan Pablo II exorcizó a una mujer en 1982.

El padre Gabriele Amorth es uno de los pocos exorcistas dispuestos a hablar de su actividad. Vive en Roma y asegura haber realizado 50.000 exorcismos, pero cree que sólo 84 de los casos fueron auténticas posesiones demoníacas. Explica que entre los síntomas típicos destacan la manifestación de una fuerza física extraordinaria, la xenolalia (hablar en una lengua que la persona poseída no conoce), y las revelaciones de actos privados de terceras personas.

Efectividad del Exorcismo
En 1972 una comisión compuesta por representantes de la Iglesia Católica y médicos psiquiatras hizo, a petición de la Iglesia Anglicana, un informe sobre las prácticas exorcísticas. El informe confirmó la efectividad de los exorcismos relativos a los lugares, diciendo que "la acción del diablo es frecuente en los lugares sacros, y durante las sesiones espiritistas".

La efectividad de los exorcismos en las personas, sin embargo, se consideraba "extremadamente dudosa". Según el informe, quienes creen estar poseídos por el demonio deberían primero visitar al médico y recurrir al sacerdote sólo como último recurso.

El canónigo Dominic Walker, de Brighton, coordinador del Christian Exorcism Study Group, piensa que en ocasiones puede ser el mismo sacerdote quien transmite la idea de la posesión a aquellos que acuden a él.

Un caso así le ocurrió a Michael Taylor, en Ossett, Yorkshire. El 6 de octubre de 1974, Taylor asesinó a su mujer arrancándole la cabeza con las manos desnudas. Taylor, un hombre felizmente casado, regresaba de sufrir un exorcismo que duró toda la noche. El sacerdote, padre Peter Vincent, había realizado el exorcismo, con la ayuda de un pastor metodista. Exorcizaron a Taylor expulsando de su cuerpo a 40 demonios, pero se dejaron uno, el asesino.

Maníaco Homicida
Taylor no fue considerado culpable de homicidio por su incapacidad de discernir y realizar actos volitivos; salió de la cárcel y, por disposición del juez Justice Caufield, quedó internado en un hospital psiquiátrico.

Reconociendo la peligrosidad de ciertos comportamientos, algunas religiones se están distanciando de la práctica de exorcismos y abogan por formas sustitutivas de liberación y bendición. Mientras tanto, sin embargo, iglesias cuyos seguidores van en aumento, como las pentecostelianas y fundamentalistas, atraen a numerosos creyentes con sus rituales de curación que garantizan la expulsión del Diablo.

Los escépticos aseguran que estos rituales atraen sólo a quienes quieren llamar la atención sobre sí mismos. Este tipo de argumentos pueden ser utilizados para explicar casos concretos, pero no pueden esclarecer los testimonios de personas ecuánimes que han presenciado más de un fenómeno aterrador y aparentemente inexplicable.

Según Thomas Allen, el diario del padre Bowdern sobre el caso de 1949 menciona el nombre de otros nueve jesuitas que vieron personalmente al joven Robbie poseído por el demonio. Allen descubrió también un informe de la iglesia sobre el exorcismo firmado por 48 testigos. Es difícil, pues, llegar a una conclusión sobre el fenómeno de los exorcismos.

A pesar de las evidencias, la Iglesia mantiene un silencio impenetrable en torno al caso Mannheim. Halloran, el sacerdote que pasó el diario a Allen, recordó haberle comentado a Bowdern: "Ellos nunca admitirán que ha sido un exorcismo genuino". A lo que aquel le contestó: "pero, usted y yo lo sabemos. Estuvimos allí".

Saturday, October 01, 2005

El fantasma de Madam V


El principal testigo de este caso fue una señora, quien confió sus notas escritas a Robert Tocquet, rogándole que no revelase su nombre, a medida que se desarrollaban los hechos. Por sugerencia de Tocquet, "Madame V." trató de hacer algunas atrevidas experiencias en un gran caserón del siglo XVII, Le Prieuré (El Priorato), donde tuvieron lugar los hechos. Allí, efectivamente, había residido una comunidad de frailes, que fue disuelta durante la Revolución Francesa, y su prior fue torturado y muerto.

"Madame V." quiso pasar una temporada de descanso en el lugar arriba mencionado, le Prieuré. El día 6 de julio de 1955 se alojó allí con sus dos hijos, de veinte y treinta años, cuyos nombres respectivos eran Jean y Gaston. A los cuatro días de estar instalados allí, el fantasma de un monje encapuchado y sin manos se apareció a la señora en su habitación, que había sido, en tiempos pasados la habitación del prior.

"Madame V." relato su experiencia:
Aquella noche del 10 de julio, vi por primera vez vagar por mi habitación una sombra oscura,
formada por una niebla opaca, detrás de la cual parecía haber una luz. Aquella sombra, de forma humana, llevaba una larga vestimenta, un manteo, y parecía tener la cabeza cubierta por una capucha.

La sombra avanzó lentamente hacia mí. Presa de espanto, me senté en la cama, con la espalda contra la pared y la garganta seca. Estaba helada pero al mismo tiempo sudaba. Quise levantarme, gritar, pero ningún sonido salía de mi boca: un terror indescriptible me mantenía clavada allí.

La sombra avanzó hasta situarse ante la chimenea, entonces se arrodilló y yo sentí el golpe de sus rodillas contra el pavimento. Se prosternó tres veces, con las mangas juntas, en un gesto de súplica. Después de permanecer mucho tiempo arrodillada, se prosternó de nuevo tres veces más, se alzó poco a poco y se encaminó hacia la puerta de una pequeña habitación que se encuentra al lado de una alcoba. Pocos segundos después noté como la caída de un cuerpo a tierra, dentro de la pequeña habitación.

La pobre señora pasó el resto de la noche despierta, mientras su corazón latía desordenadamente. La luz del día, por fin, entró en la habitación y la señora se levantó para ir al jardín, donde lucía un sol radiante.
Pasaron unas cuantas semanas sin que nada sucediera. "Madame V.", interiormente, deseaba el retorno de la aparición, porque lamentaba no haber trabado conversación con ella. Este deseo, no formulado, no tardó en cumplirse. Una tarde, cuando ya se había acostado, la puerta de la habitación se abrió lentamente y el espectro del viejo monje entró. Traía consigo un fuerte olor a moho, a tumba. Muy espantada, la señora vio que la aparición lloraba; sus espaldas se sacudían como si sollozase, y por tres veces, dio golpes en el suelo con la cabeza. Cada vez, una voz extraña, indescriptible, que parecía venir de lejos, decía: "Dios mío, misericordia, tened piedad de mí; tened piedad, Dios mío, perdonadme, Jesús."

Se inició entonces un extraordinario diálogo entre la señora y la aparición: ésta comenzó por recriminarla por alojarse en un lugar que pertenecía a los religiosos; después le hizo una serie de profecías. Dijo que el globo terrestre estallaría por la locura de los hombres; Europa, Asia y África se sumergirían y no quedaría emergida más que la parte sur de América.

Luego el fantasma habló de un cautivo al que había dejado morir en un calabozo; en otras entrevistas con la señora, le habló de una imagen de la Virgen que estaba rota y enterrada en un lugar del jardín -donde, efectivamente, fue encontrada- y dijo que a él lo habían matado los revolucionarios, que le cortaron las manos y lo emparedaron. Rogó que rezasen por él.

Los hijos de "Madame V." terminaron dándose cuenta de que a su madre le pasaba algo: adelgazaba, estaba pálida y mostraba un gran desasosiego. Aconsejada por Tocquet, la señora habló finalmente de la aparición a sus hijos, que de momento no le creyeron... hasta que Jean, el pequeño, también lo vio, cosa que le trastornó de sobremanera. Tocquet les dijo entonces que trataran de fotografiar al fantasma y, si les fuese posible, lo tocaran. Ambas cosas se realizaron: el fantasma fue fotografiado dos veces por Jean el 26 de octubre de 1959, y a finales de noviembre, la señora se tropezó con el monje espectral en un relleno de la escalera y, sin pensarlo dos veces, toda ella en tensión, le puso la mano a la altura de la cintura, aunque eso si, con los ojos cerrados. Inmediatamente sintió un violento golpe en el mismo lugar de su propio cuerpo, y después un frío glacial, que casi la ahogaba, mientras la forma se disgregaba ante ella y ante Jean, que había asistido a la escena desde el pie de la escalera. Casi inmediatamente las manos de la señora se hincharon y notó un dolor intenso, como de quemaduras producidas por el frío. La hinchazón y las pequeñas quemaduras duraron muy bien un par de meses y tuvieron ocasión de ser examinadas por Robert Tocquet. "El fantasma estaba formado por una especie de vapor glacial, ligeramente viscoso. Por debajo no había nada; ningún esqueleto, que era lo que yo pensaba encontrar", explicó la señora al parapsicólogo.